LOS TETRÁSTICOS DE S. GREGORIO NACIANCENO (II)

LOS TETRÁSTICOS DE S. GREGORIO NACIANCENO (II) 

Pues aquí vienen los epigramas seleccionados por J. Planche, con numeración en cifras romanas, aunque no la llevan en su libro. No son sino trece, no sé si en el orden dispuesto por el santo. 

I.
No prediques o predica con el ejemplo. 
Lo que construyes con una mano no lo destruyas con la otra.
Poco se necesitan los discursos cuando son las acciones las que hablan. 
Las mejores lecciones de un pintor son sus obras. 

II. 
Más vale obrar sin hablar que hablar sin obrar. 
Nadie alcanzó la perfección sin buenas obras, 
pero muchos han llegado a ella sin bellos discursos. 
Nunca a la elocuencia, Dios concede su gracia a la virtud. 

III. 
Alaba a los demás y no te enorgullezcas cuando tú mismo seas alabado
pues has de temer estar por debajo de los elogios que recibes. 
No los des a nadie que no conozcas por propia experiencia, 
porque si tiene vicios que salen a la luz tus elogios te harán enrojecer. 

IV. 
Más vale que digan mal de ti que no tú de los demás.
Cuando, ante ti, y por complacerte, se le pone a uno en ridículo, 
ponte en lugar de aquel a quien se ataca, 
y estarás indignado por las palabras que osan sostener ante ti. 

V.
Busca la fama, pero no en todo, ni con demasiado afán. 
La realidad vale más que la apariencia. 
Aunque la gloria tenga para ti irresistibles encantos, no la busques en cosas fútiles o fuera de lo ordinario. 
¿Qué consigue el mono pretendiendo ser león? 

VI.
Feliz navegación, pero no seas presuntuoso y no te confíes antes de echar el ancla. 
Hay quien no sufrió ningún peligro en el trayecto y naufraga a la entrada del puerto. 
Hay quien sufrió violentas tempestades y llega felizmente a la orilla. 
El único medio para estar a seguro: no reprochar a los demás los propios infortunios. 

VII. 
Abandona toda cosa y ten solamente a Dios
ya que tú no eres más que un dispensador de bienes ajenos. 
Si no quieres dar todo lo que posees, al menos da la mayor parte. 
Si no quieres, incluso, llegar hasta eso, da lo que para ti es superfluo. 

VIII.
Es bueno desvestir algo para los gusanos y la envidia
y anhelar menos poseerlo todo y tener por deudor al mismo Jesucristo
El que da el Reino de los Cielos a cambio de un trozo de pan. 
Jesucristo: El que te alimenta y viste cuando tú vistes y alimentas a un pobre. 

IX. 
Cuando un pobre que vino a mí no recibió ningún alivio, 
temo, Dios mío, que mi conducta sea una especie de regla para Vos, 
y no reciba nada de vuestra mano liberal para aliviar mis necesidades
pues no es justo que Dios nos dé lo que hemos rechazado dar al pobre. 

X. 
Cuando te amargue con su violencia alguna injuria, 
acuérdate de Jesucristo y de sus llagas.
¡Qué ligeros son tus sufrimientos comparados con los de tu Señor! 
El agua de este pensamiento extinguirá el fuego de tu dolor. 

XI. 
No jures jamás, pero ¿cómo convencer a los demás? 
Mediante la conducta que da autoridad a tus promesas. 
Perjurar es abjurar de Dios. ¿Poner a Dios por testigo? 
Que tu conducta garantice la fidelidad de tus promesas. 

XII.
El ojo que ve todos los objetos que le rodean no se ve a sí mismo, 
ni siquiera puede verlos si está enfermo; 
por tanto, ten el cuidado de pedir consejo a alguien en todo lo que hagas. 
Las dos manos se ayudan mutuamente y un pie necesita del otro. 

XIII. 
Prefiere a la gente de bien a los malvados. 
Frecuentando a los viciosos contraemos sus vicios. 
No recibas ningún beneficio de un malvado; 
pretende hacer que te sientas obligado y hacerse perdonar sus vicios y crímenes. 

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